Recuerdo perfectamente la última vez que vi a Puri. Fue en las navidades 04-05. Iba con mi madre y mi hermana de compras y nos la cruzamos. De pronto escuché “Qué pasa chica!! Ya has vuelto?”. Era su voz. Esa voz ronca y familiar. Llevaba mucho sin verla. Ya me lo había dicho mi hermana “está tremenda”. Estaba embarazada de 4 ó 5 meses pero tenía un barrigón de 9!!!
Llevaba un jersey de lana de cuello vuelto marrón, unos vaqueros y el pelo cogido en una cola. Nos paramos dos minutos a saludarnos. “¿qué tal?”, “bien“, “a ver si nos vemos“, “vaya barrigón que llevas bonita, ¿qué tal Natalio? Dale un beso“, “a ver si quedamos”, “adiós “
Fue la última vez que la vi, la última que la veré. Me gusta tener esa imagen suya. Con su sonrisa de siempre, con su alegría. Si hubiera sabido que era la última vez la habría abrazado más fuerte de lo que lo hice, la habría besado más. Habría vuelto a quedar con ella y con Natalio.
Eran una pareja genial. Estaban esperando un bebé, un bebé que no nacerá. El 9 de marzo de 2005 alguien quiso que ese niño no naciera, que sus padres no siguieran viviendo. Nos quitó a dos grandes amigos y un futuro. Nos quitó una parte de nuestras vidas.
Estéis donde estéis sé que estáis con nosotros, cuidándonos, riendo con nuestras risas, llorando con nuestras penas. Tenemos tres ángeles guardianes en algún sitio velando por nosotros, pero me gustaría que nadie velara por nosotros. Nunca dijimos lo que nos queríamos hasta que fue tarde. Ahora es algo que hemos aprendido, a decir las cosas en el momento, porque quizá luego sea tarde.
Puri, Natalio espero que estáis bien con vuestro pequeño. Los tres juntos, felices, aunque desde que no estáis aquí algo falta.
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