miércoles, 15 de octubre de 2008

Irresponsables

Llevo tiempo planteándomelo. Sigo siendo una irresponsable. No en el sentido peyorativo de la palabra, sino que carezco de responsabilidades.

Si lo pienso, lo único que me diferencia de mi yo de hace 15 años es que antes mi trabajo era estudiar y ahora tengo lo que se considera un trabajo de verdad y, bueno, como cualquier hijo de vecino, tengo una hipoteca. Pero, salvo en esto poco ha cambiado mi vida.

Algo sí que ha cambiado significativamente: antes tenía mil teléfonos a los que llamar "abiertos 24 horas". Ahora tengo una pequeña lista de "amigos que nunca fallan" y que cada día se va reduciendo. No hablo de AMIGOS, sino de gente con la que quedar en cualquier momento. Gracias a dios, a mis amigos (los de verdad, los de para lo bueno y para lo malo) los sigo conservando, pero ellos no conservan como yo su "espacio irresponsable". La mayoría están casados y tienen hijos y han llegado a la etapa de madurez y responsabilidad que yo aún veo a kilómetros de distancia.

Me he dado cuenta de que los pocos que vamos quedando fuera de este círculo de personas responsables, somos bichos raros ... Envidian, por supuesto, tu libertad, pero a veces no entienden cómo no puedes tener tu vida organizada. No se acuerdan que hace poco ellos también eran así.

Los "raritos" al final acabamos uniéndonos. No por afinidades. No por amistad. Nos unimos por NECESIDAD. Una necesidad en mayúsculas. Necesidad de no sentirnos raros, de no sentirnos sólos, de sentirnos comprendidos y respaldados en nuestra forma de vida.

He visto grupos de "raritos" como yo, que hace 10 años no habría imaginado juntos. Me sorprende verlos juntos ... es como ver a Heidi con Mázinger, Espinete, Oliver y Candy. Tienen más o menos la misma edad, pero poco más en común, salvo que Pedro, Afrodita A, Don Pimpón, Bengi y Terry se se han casado, tienen hijos y ya no tienen tiempo para quedar (y no digamos para salir una noche).

De momento no creo que vaya a madurar. No es que no sea madura, pero ya me entendéis. Tampoco encuentro con quien madurar, pero es que tampoco me apetece demasiado. Los raritos nos hemos acostumbrado a ser libres, irresponsables, independientes y conforme los años van pasando, el sacrificio que supone un cambio no llega a compensarnos ...

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