miércoles, 17 de junio de 2009

Llámalo X

Leer la prensa me indigna cada día más. De hecho no la leo, me limito a ojearla buscando la noticia amable del día y hay veces que a duras penas aparece ... Se ha convertido en mi reto personal, encontrar esa noticia, aunque hay días en que me conformo con el horóscopo ...

Pues el otro día ojeando, volví a indignarme. Otra vez lo de siempre: "la justicia avala el veto al matrimonio gay en California". Que no lo entiendo, la verdad. Será porque a mi me da igual lo que hagan los demás mientras no me estorbe o no sea perjudicial para nadie ... que cada uno viva su vida como crea conveniente, ¿no?

Además, lo que realmente se vetaba no era la unión entre personas del mismo sexo, si no que se llamara matrimonio ... Pero ¿qué más dará como se llame? De verdad que es que me enciendo!

No entendí aquellas manifestaciones por la Castellana en defensa de la familia pidiendo que al matrimonio gay no se le llamara matrimonio ¿qué les molesta? quizá piensen que no llamándolo matrimonio no existe ... quizá piensen que es mucho mejor un matrimonio infeliz, con miles de cuernos de por medio, con insultos, pero entre un hombre y una mujer ... claro ... eso es mucho mejor, no comparemos!

Me indigna que pueda haber gente con las mentes tan sumamente cerradas. Se llame como se llame, si dos personas, sean del sexo que sean, se quieren, se unirán. Y lo podemos llamar matrimonio, unión, perasymanzanas o X.

No quieren reconocer una realidad que existe y se creen que escondiendo la cabeza como el avestruz o dándole la espalda a lo que consideran contra natura desaparecerá. Por suerte, se llame como se llame nadie va a conseguir que dos personas que se quieren se sigan queriendo.

domingo, 7 de junio de 2009

Segundas partes a veces sí son buenas

Sabina dice que "al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver" y muy cierto que es, porque siempre se echa de menos algo, pero no dice nada a cerca de aquellos lugares con los que no hemos conseguido tener buena relación. Con lo cual, si aplicamos la lógica, si a donde hemos sido felices no deberíamos volver, quizá sí que deberíamos hacerlo a donde no lo hemos sido,¿no?

Tengo que reconocer que salí huyendo de Madrid. Pero con los años y la distancia, he descubierto que no huía de la ciudad. En realidad nunca me hizo nada y me trató bien. La ciudad y yo nos llevábamos bien, pero ... es como en los matrimonios: no sólo te casas con tu pareja si no que también lo haces con su familia y en aquel momento la familia de Madrid fue mi trabajo y para qué negarlo, nos llevábamos a matar ...

Pero ahora las cosas han cambiado, el trabajo ha cambiado y ... vuelvo. Puede que para quedarme o quizá no. Nunca se sabe ... nunca habría dicho que volvería y aquí estoy, empaquetando.

Vuelvo con ganas y con ilusión. Puede que esta vez sí que acabe bien. Voy con esa intención.