sábado, 21 de febrero de 2009

Agost



Llevo mucho tiempo queriendo colgar esta canción y al final, por una cosa o por otra no lo hago. Pero hoy necesitaba escucharla y la verdad, me ha sentado muy bien, como siempre.

Es una de esas canciones, que no hace falta saber lo que dice, para sentir ciertas cosas. En realidad, la letra poco tiene que ver con lo que me hace sentir, o quizá mucho. Es difícil de explicar. En esencia, la canción trata tres historias: la de un chico joven, la de un hombre de entre 30 y 40 y la de un señor mayor. Habla de un instante concreto de sus vidas, no relacionados entre sí. La única relación entre las historias es que son en agosto. Los tres momentos son momentos cotidianos, pero importantes ... al menos es como interpreto yo la letra, que cada uno tendrá su propia interpretación seguramente.

Pero es la música lo que me atrae más de esta canción. Me transmite paz,una extraña sensación de que todo va a ir bien. Quizá de esperanza ... no sé. Me hace sentir bien. Y los primeros acordes, me hacen sentir ese agost del que hablan ... Es extraño, ¿verdad? salvo la Navidad, no creo que haya ninguna época a la que te pueda evocar la música. Pero a mi esta canción me hace pensar directamente en las tardes de verano, en su tranquilidad, en el sol, en una buena siesta, en el mar ... no sé. El hecho es que me sube la moral siempre que la escucho.

Que cada uno la interprete como quiera. Para eso está la música: para sentirla y vivirla.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Llega un día ...

Llega un día en que todo lo visto, vivido y sentido cobra su verdadero significado. Llega un día en que, sin esperar, las cosas aparecen ante ti tal y como son, sin disfraces. Llega un día en que ese día llega. Y ya no te sienta como un jarro de agua fría. No, ya no. Hace algunos años, quizá algunos meses, puede que hace semanas o incluso días sí lo hubiera hecho, pero algunas veces las cosas llegan cuando deben y se presentan ante ti como deberías haberlas visto y como te negabas a hacerlo.

Pero ese día llega y no te sientes mal. Sientes paz. La paz que siente el guerrero tras la batalla. Ese descanso que llevabas años buscando sin saberlo y una vez encontrado te preguntas cómo has podido vivir sin él.

Hay personas que se pierden una vez porque quizá se han equivocado de camino. Les ayudas a volver y curas sus heridas si lo necesitan. Pueden que se pierdan dos veces. Y vuelves a ayudarles. Pero llega un día, ESE día en que descubres que lo que quizá quieran es perderse. Llega un día e n que dejas de estar para quien se pierde y no te sientes culpable por ello. Y ese día ha llegado.

No volveré a rescatarte, porque después de tanto tiempo deberías conocer el camino de vuelta.

domingo, 8 de febrero de 2009

Sonidos y olores

Los sonidos y los olores se nos meten en la memoria sin darnos cuenta. Los almacenamos sin ser conscientes. No los echamos de menos porque están ahí, hasta que volvemos a escucharlos u olernos y es entonces cuando nos percatamos de que nos han faltado por un tiempo.

Me ocurrió por primera vez con el mar. Como suele decirse, no le había echado cuenta. Para mi, que soy de una ciudad con mar, era algo cotidiano, algo que estaba allí, algo en lo que no había que reparar. Un día, en Granada, me desperté con una sensación de ahogo, sin motivo aparente. No supe lo que era hasta que de pronto lo supe: me faltaba el mar. Es difícil de explicar para quien no lo ha sentido en propias carnes. La gente de montaña dice que la montaña se echa de menos y a los de mar nos ocurre lo mismo. He descubierto, con los años y la ausencia, que mi límite máximo está en tres meses. A partir de ahí necesito mar. Verlo, olerlo, sentirlo cerca. Viviendo en Madrid me quitaba el mono de mar yendo al retiro. El olor del estanque, y ya sé que no es de lo mejorcito, no sé por qué extraña razón me aliviaba.

También, descubrí algo en lo que no había reparado. Un sonido grabado durante años del que no tenía consciencia: el sonido que los cabos de los barcos hacen al golpear con el mástil cuando sopla el viento. Es un sonido metálico. Ni sabía que existía ... hasta que un día, en un puerto sin mar, lo escuché. Era el mismo sonido, pero lo hacía la cuerda de una bandera al golpear contra el mástil. Era un sonido muy familiar, pero en un contexto muy distinto. Entonces fue cuando descubrí que ese sonido estaba asociado a mi vida sin saberlo.

Ahora, tan al norte, echo de menos las palmeras. Como con todo, no me había dado cuenta de que por aquí no había hasta que volví a casa y vi que todo eran palmeras ... ¿cómo no me he dado cuenta? La verdad, observo mucho, pero me percato de poco ...

Supongo que algún día, cuando me vaya de aquí, iré dándome cuenta te de todo lo que se ha ido grabando en mi memoria y que ahora ni siquiera intuyo. Supongo, cuando me vaya, pero no creo que lo añore.

viernes, 6 de febrero de 2009

UN DESTELLO DE FELICIDAD

Lo bueno de la vida son los pequeños detalles, que son los que realmente nos hacen felices. Pequeños destellos de felicidad.




UN DESTELLO DE FELICIDAD

El mundo es una pesadilla
y yo he sido tan feliz.
El mundo se derrumba y gira
pido disculpas por vivir.

Ya lo sé, no soy un héroe,
no soy el más valiente de los que te amaron,
no soy tu estrella
ni el tipo que disfruta tus pecados.
No pido excusas ni perdón
salvar tu vida o redención,
sólo busco un trozo de verdad.
Un destello de felicidad.

Bebí del ron de la nostalgia,
dulce verano de diciembre.
Suena tu risa en el contestador,
dulce delirio adolescente.

Ya lo sé, no traigo nada
no traigo solución,
no traigo paz.
Sueño con olas que empujen
nuestras vidas hasta el mar.
En un banco del parque hallé
la llave que cierra el edén
donde el tiempo riega tu rosal.
Un destello de felicidad.

El mundo es una pesadilla
y yo he sido tan feliz.
El mundo se derrumba y gira
pido disculpas por vivir.

ISMAEL SERRANO