lunes, 30 de marzo de 2009

Sonrisas gratis

Acabo de darme cuenta de que salvo una cosa, todo lo que he escrito este mes ha sido negativo y no, me niego a cerrar un mes así. Porque yo no soy así y porque si hay alguien que lea esto, tampoco se lo merece ... para malas noticias ya está el telediario, ¿verdad?

El sábado me pasó algo que me dejó sonriendo gran parte del día. Fue una chorrada, puede que incluso en otro momento ni me hubiera dado cuenta, pero pasó y me di cuenta de lo poco que cuesta sonreír y el bien que hace ...

Volvía a casa a medio día, iba como siempre en mi mundo, escuchando música y pensando vete tú a saber qué. De pronto empezó el bonus track del Mira Como Tiemblo (Fede Comín y Elena Bugedo, otro día lo cuelgo). Siempre que suena me paro a escucharlo porque me parto de risa. Y en eso estaba, caminando y sonriendo, cuando me crucé con dos chicos en bici. No sé si por mi sonrisa o por qué (imagino que por nada más que mi sonrisa en aquel momento) uno de ellos al cruzarse conmigo me sonrió. Medio segundo quizá, que es lo que tardó en pasarme con la bici, pero esa sonrisa me llenó aquel instante y fue como si todo desapareciera y quedara sólo la sensación de algo bueno que había pasado por mi lado.

La verdad, no sé cómo describirlo, pero me sentí bien y de pronto pensé en lo poco que cuesta sonreír y lo caras que son a veces las sonrisas gratis. Así que he decidido que aunque a veces pueda parecer tonta, sonreiré a quien me cruce. Quizá haga a alguien sentirse como me hizo sentir a mi aquella sonrisa el sábado ...

domingo, 22 de marzo de 2009

Tres días sin ti

Desde el viernes, todo lo que he leído, visto y oído sobre ti han sido cosas buenas, incredulidad, dolor y rabia. Todo eso, pero al final de todo risas (supongo que eso te encantará)

Amigo, todo el mundo te quería, y no lo digo porque yo también te quiera. Lo digo porque es verdad. Eras una persona querida. Entre los tuyos por supuesto, pero también entre la gente que ni siquiera te conocía. Caías bien. Esa sonrisa eterna, esa felicidad que te rebosaba por los poros. Ese corazón inmenso en el que cabíamos todos y donde aún quedaba espacio para quien quisiera entrar.

Sigo sin creer que te has ido. Han pasado tres días y ahora me lo creo aún menos. Te recuerdo y no me duele ¿puedes creerlo? yo creo que es que pienso que en cualquier momento te veré al doblar una esquina y me contarás cualquier cosa de las tuyas.
César, no te has ido, de verdad que no. No puede ser que te hayas ido ...

¿Sabes lo que me dijo ayer Juanjo? Que le debías una cena ... no te preocupes, hemos quedado en que la haremos los dos por ti ... y no, no nos pondremos tristes. Sabes que es imposible recordarte y ponerse triste ... si ayer estuvimos riéndonos sólo de pensar en la que estarías montando estés donde estés. Fijo que ya saben todos que has llegado. Seguro que has montado ya una compañía de teatro, un musical y los tienes a todos revolucionados, como hacías con nosotros.

Sólo puedo recordar contigo buenos momentos y así es como quiero recordarte: con una sonrisa en la boca y otra en el corazón. ¿Te acuerdas cuando entraste en aquella tienda y le pediste a la chica que te sacara una camiseta "así señidita, pa marcá pesho"? Nos sorprendías, pero te seguíamos la corriente.

Seguro que estés donde estés te los has ganado a todos y seguro que te han dejado un lugar privilegiado para que desde allí cuides de Viky, de los niños, de los tuyos.

Nunca te irás, porque siempre estarás con nosotros.

Encontré esto ayer, espero que te guste. Así te veían algunos, como un gran actor, otros además te vimos y te sentimos como un GRAN AMIGO. Espero que tú sepas que también lo eres.

viernes, 20 de marzo de 2009

Amigo César, ¿por qué tú?

Hoy me he despertado como cualquier día, he desayunado y he ido a trabajar, como cualquier mañana. Pero no, hoy no es ni será una mañana cualquiera. A las 10 me ha llamado mi amigo Keko. Ayer mismo nos mandamos unos mails hablando sobre su futura paternidad ... ayer mismo bromeábamos, ayer, como hace cinco minutos, tenía una sonrisa en el rostro y en el alma que ahora mismo no consigo encontrar. Me ha extrañado mucho su llamada, pero si ayer hablamos ... me ha pedido que me sentara ... cuando te llaman y te dicen que te sientes es mala señal. En este caso muy mala.

Cesar, nuestro amigo Cesar, se nos ha ido. ¡Joder Cesar! ... tío, no nos puedes hacer esto. ¡Tú no! Te has ido sin darte cuenta, de repente. Un aneurisma, que ni sé lo que es. Te has ido, colega, sin despedirte, sin dejarnos despedirnos, sin tantas cosas ...

Aún me acuerdo de aquella noche, Keko, tú y yo, que nos resistimos a cerrar los bares y decidimos abrir tu casa ... Contigo no había un instante de tregua ... pero si me salían agujetas en los mofletes cuando pasaba más de un día contigo! Es que a tu lado es imposible no reír. Cesar, cabronazo, ¿qué nos has hecho? Qué solitos nos dejas a todos. A tu mujer y a tus dos niños, a tu familia, a tus amigos ...

Quizá el que nos ponga fecha de caducidad a todos te echó el ojo desde el principio y decidió que te quería allí con él, porque un tío como tú es necesario cerca.

Nos dejas un hueco inmenso, grande como tú, como tu espíritu que lo llenaba todo, como tu sonrisa, como tu entusiasmo que sabías contagiar. Dejas un hueco que nadie va a intentar llenar, porque nadie quiere y porque no sería posible. Como dicen de la energía, que sólo se transforma, espero que toda esa energía tuya se quede por aquí, en tus hijos, en los que te conocimos, cuando te recordemos y no podamos evitar soltar una carcajada de las que provocabas siempre.

¿Sabes amigo? Me gustaría no llorar y reírme, pero me cuesta, pero por ti, porque sé como eres, voy a coger y me voy a tomar una (o dos) a tu salud y cada vez que me ponga triste intentaré contagiarme de tu energía y tu optimismo, que es lo que nos queda. Lo vivido y lo aprendido contigo.

Te quiero mucho amigo, guardarme en sitio cerquita, que no quiero perderme ni una de las anécdotas que aún te quedan por contarme ...

miércoles, 11 de marzo de 2009

Cinco años y duele igual

No puedo escribir nada, no me sale. Sólo quería dejar algo que los recordara. Algo de esperanza quizá. Mejor eso que nada. Espero que veamos un futuro mejor gracias a esa fuerte fragilidad.
Daniel, por ti estés donde estés. Por TODOS.


Todo es frágil:
tu costumbre de amarme,
mi fe,
el silencio y la vida que duerme
en un vagón de tren.
Tu contrato fugaz,
la memoria,
este hilo de voz,
las quimeras que surcan estrechos
y este corazón
que persigue tu rastro en la alfombra de la habitación.

No es tan frágil
el trueno del fúsil,
el temor
a perderme tus dulces mañanas,
tanto dolor.
La memoria del banco,
el aroma de aceite en el mar,
las fronteras de acero para hombres,
humo para el capital
que regula espejismos
y ordena tu necesidad.

Yo soy frágil como un cristal
si falta usted a esta cita, mi amor,
si el canto se llena de olvido,
si el recuerdo se va
y ya no ríe conmigo.
Quizá no seamos héroes
pero aún seguimos vivos
y en la crisálida su voz estallará.
Y no se quedará inmóvil al borde del camino
y hará futuro su fuerte fragilidad.

Es tan frágil
el abrazo del mundo
y su paz,
la promesa desde la tribuna
y su empeño por perdurar.
Soberbio y resistente
es el grito del miedo anunciando el final
y la noche que escupen al cielo
tantas chimeneas,
los disparos de nieve,
el rugido de las bayonetas.

Quizá no sea tan frágil
tu costumbre de amarme,
mi fe,
tu voz y tu memoria.
¿Sabes?, quizá me equivoqué.
Quizá no sea indestructible
el trueno del fusil,
tanto dolor,
la burbuja que encierra este grito
y este temor
a saberme perdido,
a perderte y perder la razón.

sábado, 7 de marzo de 2009

Teoría

El otro día, hablando con un amigo (hombre) me di cuenta de que hay dos grandes problemas en las relaciones entre hombres y mujeres (hablando de relaciones esporádicas): uno es que los hombres hablan demasiado cuando no deben y el otro que las mujeres tratamos de interpretarlo todo.

Quizá haya descubierto la piedra filosofal ... y yo sin saberlo!!!

A ver, no digo que sea algo extrapolable a todas las relaciones, pero sí un patrón que se repite. De hecho, mi amigo no estaba de acuerdo conmigo cuando le expuse mi teoría, aunque claro ... seguimos siendo un hombre y una mujer.

Si conoces a alguien (hablo desde mi perspectiva femenina) y sólo quieres pasar un buen rato ... es lo único que esperas, al menos yo. No pienso en "qué pasaría si" ni nada de eso. Por lo general, esa persona de “una noche” no se acerca a tu hombre ideal. Bueno, a lo mejor hay cinco minutos en los que la imaginación sí que vuela un poco y piensas en algo más pero ¡sólo cinco minutos!. En esto mi amigo y yo estábamos de acuerdo.

Ahora viene nuestro punto de divergencia: ¿por qué muchos tíos se ponen cariñosos? Joder, que no quiero nada contigo ... sólo una noche ... y muchos se empeñan en darte más mimos de los estrictamente necesarios y encima, se les va la fuerza por la boca y hablan de más y lo peor es que la mayoría miente. Imagino que dicen lo que piensan que nosotras queremos que digan en ese momento ... ¡error! Gran error, porque aquí es donde termina el primero de los problemas de los que he hablado al principio y empieza el segundo.

Las mujeres tenemos un problema gordo: nos han contado tantos cuentos de príncipes y princesas que a fuerza de contárnoslos nos los hemos creído. Con el tiempo, poco a poco, te das cuenta de que el príncipe azul no existe y si te encuentras a uno, seguro que es teñido, pero ... ¡ay! La reminiscencia de esos cuentos sigue ahí escondida en el cerebro y a veces una chispilla la enciende y ... empezamos a pensar.


Claro, si un tío con el que sólo pretendías pasar una noche te dice cosas bonitas, las tías empezamos a hacer funcionar la máquina de los cuentos. Y si luego ya te dice, espero que pronto nos veamos ... pues más. Lo malo es que la mayoría dice eso de espero que pronto nos veamos, pero en realidad no tienen ninguna intención de volver a hacerlo. Y las mujeres, con nuestro cerebro en funcionamiento y la fábrica de cuentos activada somos muy peligrosas, porque luego llega el día después y el de después del de después y no tenemos noticias de aquel que quería vernos de nuevo ... y con un cerebro en ebullición somos lo peor: “¿y por qué me dijo que quería verme?”, “¿será que no le di bien el móvil?”, “¿por qué no coge?” y ya las más catastrofistas “¿le habrá pasado algo?” y no, no le ha pasado nada, sólo que pasa ... como habría pasado ella al principio si él no se hubiera puesto meloso ...

Luego claro, damos esa imagen de Glen Close en Atracción Fatal que en parte sí que es culpa nuestra por darle demasiado a la cabeza, pero en parte también es culpa de frases dichas por un hombre cuando no debía y que no son ciertas, sólo por “quedar bien”.

No sé, esta es mi teoría. La culpa no es de nadie, pero hay que hacer algo ... recuerdo que una vez, uno de esos chicos, cuando nos despedíamos me dijo: “bueno, cariño, mañana nos vemos” entonces yo, mis neuronas (y unos cuantos cubatas que andaban con ellas) le dijimos: “ a ver: ni soy tu cariño, porque no me conoces y mañana no nos vamos a ver. Así que mejor te acuestas y mañana reflexionas sobre lo que acabas de decir”.

Al cabo de los años he vuelto a hablar con aquél chico y me dijo que desde aquel día, que lo dejé bastante descolocado con lo que le dije, no había llamado a nadie cariño ... por una noche.

lunes, 2 de marzo de 2009

SEÑOR RUBIANES, BUEN VIAJE


Esta mañana me he despertado con una mala noticia. Ayer murió Pepe Rubianes. El gran Pepe Rubianes. Y me he quedado chafada, triste. He sentido como me dolía, sin conocerle. Me ha dolido.

Conocí (artísticamente hablando) a Pepe hace ya unos años. Le vi en el programa que Buenafuente tenía en TV3. Me pareció un genio. No hizo un monólogo, no fue una entrevista sobre lo que estaba haciendo. Simplemente era una conversación entre dos amigos y aluciné con él. Su forma de hablar, sin pelos en la lengua, llamando a las cosas por lo que son y no tratando de quedar bien. Era genial. Se reía de todo y de todos, aunque no por ello no se tomaba las cosas en serio. Simplemente, decía verdades como puños.

Vi varias cosas suyas (por desgracia nunca en directo, algo que ahora ya sí que es imposible) y era un genio, pero un genio con mayúsculas. Qué tío! sólo de recordarlo, a pesar de la tristeza, sonrío, incluso me río.

Lo que nos pudimos reír aquellas navidades con "pastorcillos, pastorcillos" ... ¡ay, Pepe! menudas navidades dimos ...

Y la historia de La Caixa. Y aquella de "me metí en una compañía de teatro y me colocaron al fondo porque no sabía bailar con unos volantes en las mangas"

Pepe, eras un bruto. Fuiste un bruto siempre y me imagino que lo seguirás siendo toda la vida, estés donde estés. Pero es lo que te hacía tan especial ... ¡Olé tus cojones, Pepe!

Me da mucha rabia que algunos sólo te recuerden por aquel incidente que se sacó de contexto. Dijiste las cosas claras y a muchos no les gusta. Pero bueno, imagino que sigues pasando de eso ahora como antes. No hiere quien quiere sino quien puede, y si no supieron apreciar tu arte, ellos se lo perdieron ... tiene que haber de todo.

Estés donde estés, te estarás descojonando y seguro que estarás haciendo un monólogo sobre "cómo llegué al cielo" o algo así. Seguro que allí nadie te censura, porque el ARTE en estado puro no es censurable.

Pepe, gracias por todos los momentos que nos hiciste pasar. En casa, en navidad como mínimo, siempre estarás, porque aquellos "pastorcillos" ya son de la familia.

Moltes gràcies i fins aviat!!!!