sábado, 7 de marzo de 2009

Teoría

El otro día, hablando con un amigo (hombre) me di cuenta de que hay dos grandes problemas en las relaciones entre hombres y mujeres (hablando de relaciones esporádicas): uno es que los hombres hablan demasiado cuando no deben y el otro que las mujeres tratamos de interpretarlo todo.

Quizá haya descubierto la piedra filosofal ... y yo sin saberlo!!!

A ver, no digo que sea algo extrapolable a todas las relaciones, pero sí un patrón que se repite. De hecho, mi amigo no estaba de acuerdo conmigo cuando le expuse mi teoría, aunque claro ... seguimos siendo un hombre y una mujer.

Si conoces a alguien (hablo desde mi perspectiva femenina) y sólo quieres pasar un buen rato ... es lo único que esperas, al menos yo. No pienso en "qué pasaría si" ni nada de eso. Por lo general, esa persona de “una noche” no se acerca a tu hombre ideal. Bueno, a lo mejor hay cinco minutos en los que la imaginación sí que vuela un poco y piensas en algo más pero ¡sólo cinco minutos!. En esto mi amigo y yo estábamos de acuerdo.

Ahora viene nuestro punto de divergencia: ¿por qué muchos tíos se ponen cariñosos? Joder, que no quiero nada contigo ... sólo una noche ... y muchos se empeñan en darte más mimos de los estrictamente necesarios y encima, se les va la fuerza por la boca y hablan de más y lo peor es que la mayoría miente. Imagino que dicen lo que piensan que nosotras queremos que digan en ese momento ... ¡error! Gran error, porque aquí es donde termina el primero de los problemas de los que he hablado al principio y empieza el segundo.

Las mujeres tenemos un problema gordo: nos han contado tantos cuentos de príncipes y princesas que a fuerza de contárnoslos nos los hemos creído. Con el tiempo, poco a poco, te das cuenta de que el príncipe azul no existe y si te encuentras a uno, seguro que es teñido, pero ... ¡ay! La reminiscencia de esos cuentos sigue ahí escondida en el cerebro y a veces una chispilla la enciende y ... empezamos a pensar.


Claro, si un tío con el que sólo pretendías pasar una noche te dice cosas bonitas, las tías empezamos a hacer funcionar la máquina de los cuentos. Y si luego ya te dice, espero que pronto nos veamos ... pues más. Lo malo es que la mayoría dice eso de espero que pronto nos veamos, pero en realidad no tienen ninguna intención de volver a hacerlo. Y las mujeres, con nuestro cerebro en funcionamiento y la fábrica de cuentos activada somos muy peligrosas, porque luego llega el día después y el de después del de después y no tenemos noticias de aquel que quería vernos de nuevo ... y con un cerebro en ebullición somos lo peor: “¿y por qué me dijo que quería verme?”, “¿será que no le di bien el móvil?”, “¿por qué no coge?” y ya las más catastrofistas “¿le habrá pasado algo?” y no, no le ha pasado nada, sólo que pasa ... como habría pasado ella al principio si él no se hubiera puesto meloso ...

Luego claro, damos esa imagen de Glen Close en Atracción Fatal que en parte sí que es culpa nuestra por darle demasiado a la cabeza, pero en parte también es culpa de frases dichas por un hombre cuando no debía y que no son ciertas, sólo por “quedar bien”.

No sé, esta es mi teoría. La culpa no es de nadie, pero hay que hacer algo ... recuerdo que una vez, uno de esos chicos, cuando nos despedíamos me dijo: “bueno, cariño, mañana nos vemos” entonces yo, mis neuronas (y unos cuantos cubatas que andaban con ellas) le dijimos: “ a ver: ni soy tu cariño, porque no me conoces y mañana no nos vamos a ver. Así que mejor te acuestas y mañana reflexionas sobre lo que acabas de decir”.

Al cabo de los años he vuelto a hablar con aquél chico y me dijo que desde aquel día, que lo dejé bastante descolocado con lo que le dije, no había llamado a nadie cariño ... por una noche.

1 comentario:

El Tigre de Mompracem dijo...

Me ha encantado. Que gran verdad esa de la maquina de cuentos!!. Creo que das en el clavo. Los hombres hablamos demasiado sin pensar...y vosotras pensais demasiado interpretando nuestras a veces huecas palabras.

Me ha encantado tu blog. Nos veremos por aquí

Un saludo