domingo, 26 de julio de 2009

Luz al mundo

Hace cosa de un año, más o menos, compré un libro que me atrapó. Autor desconocido y libro no anunciado que conocí gracias a una entrevista que le hicieron a Jose (el autor) en El País. La simple idea de abandonarlo todo y lanzarse a la aventura a ver qué pasa me gustó, quizá porque en ese momento era algo que me habría encantado hacer, pero para eso hace falta valor, del que puede que carezca. El libro, Mis días como sospechoso. El autor, José Salvador Gutierrez Peinado.

Conseguí contactar con él gracias a este fantástico mundo de internet y tras varios mails y varias "charlas" hemos acabado teniendo un contacto más cercano del que en un principio imaginé cuando compré el libro.

Ahora se ha embarcado en un proyecto bastante interesante y cómo no, viajero: Seguir el embarazo a través de sus fotos de distintas mujeres en distintas partes del mundo. La idea me parece preciosa y ... ha empezado un blog (que espero no se quede sólo en eso, en un inicio, como otras veces) donde cuenta lo que va pasando y sobre todo, lo que va sintiendo a lo largo del viaje.

Dejo el enlace por si alguien quiere viajar por Mali o la India (sigo sin quedarme con el nombre de la ciudad). Los relatos de Jose te hacen viajar y sus fotos ayudan bastante.
www.luzalmundo.wordpress.com/

"Nambertú", si lees esto, no dejes de contarme tus cosas, ya que no quepo en la mochila me conformaré con leerte.

jueves, 23 de julio de 2009

Pasa la vida



Últimamente me estoy dando cuenta de que los días pasan muy deprisa. No sé si porque tengo demasiadas cosas que hacer o porque va a ser cierto eso que dicen que conforme pasan los años los años pasan volando.

Lo cierto es que llevo ya en Madrid casi un mes y no tengo esa sensación. Las semanas se pasan como si nada. De pronto es lunes y ... viernes de nuevo, que no está nada mal por un lado pero por otro pienso que la vida, lo que me queda de ella, se me hará muy corta así. No se trata de un pensamiento negativo, ni mucho menos, sólo que me da la sensación de que quizá he llegado a un punto en que las cosas pasan demasiado deprisa ... la vida pasa muy rápido y no nos damos cuenta.

También puede que sea la forma de vivirla lo que hace que los días pasen sin darnos cuenta. Cuando uno está a gusto el tiempo pasa rápido, con lo cual, puedo estar contenta, porque la verdad, este cambio de todo es lo que necesitaba, pero a veces me da rabia de que todo pase tan rápido, casi sin tiempo de saborearlo.

domingo, 5 de julio de 2009

El perro de Palov, mi amigo y el móvil.

Hoy un amigo me ha contado una historia rocambolesca que él sólo se ha montado en la cabeza, en principio sin motivo aparente. La historia por supuesto tiene pies y cabeza, pero hay que buscárselos y mucho. Vamos, que de varias opciones esta sería la última y a mucha distancia de las más probables, pero ... tiene sus motivos.

Cuando Palov hizo sus experimentos con el pobre perro, para dejar constancia de que frente a un estímulo actuamos de una manera determinada, podía haberse fijado un poco en las personas que le rodeaban y haber dejado al pobre perro en paz. Porque todos frente a los estímulos, actuamos y casi siempre de la misma forma.

No hablo de estímulos positivos en este caso, si no más bien lo contrario. Ante cualquier mala experiencia aprendemos y quizá la segunda vez que nos ocurra estamos más alerta y quizá, como es el caso, ante circunstancias similares seguimos alerta. Nos sucede algo que hace saltar la chispa y nos ponemos en guardia porque pensamos que va a repetirse algo que no queremos que suceda. Pero a diferencia del perro de Palov, nosotros no sólo actuamos, si no que antes de actuar empezamos a darle vueltas a la cabeza y a pensar el por qué de un acontecimiento. Por supuesto, lo que nos ronda en la mente no es ni de lejos, la opción más simple, pero como dice el dicho, piensa mal y acertarás y al final acabamos creyéndonos nuestros propios cuentos y enfadándonos sin motivo, porque ... a veces las cosas sólo suceden en nuestra cabeza ...

Aquí, a mi pobre amigo, su amiga especial llevaba todo el día sin cogerle el teléfono ... la historia que se ha montado cualquiera se la puede imaginar, consecuencia de una mala experiencia anterior. La historia real: ella se dejó el móvil en mi casa ayer en silencio ... la solución: fácil gracias a dios.

Seguro que con los perros es más fácil, por eso Palov los usó a ellos y no a nosotros ... porque no saben como usar el móvil.