miércoles, 20 de enero de 2010

Fotos por Haiti

Desde el Grupo de Granada de Flickr

http://www.flickr.com/groups/granainos/discuss/72157623086629003/

parte esta iniciativa. Entre todos hemos juntado 300 grandes fotografías que se pueden comprar en diferentes tamaños:

Pequeño (10x15cms): 10 euros
Grande (20x30cms): 25 euros
Muy Grande (40x60cms): 50 euros

El beneficio íntegro se destinará para ayuda al pueblo de Haití a través de ONGs colaboradoras.

En estos momento estamos en contacto con Cruz Roja y Médicos sin fronteras, barajándose más opciones.

No olvidemos que 10 euros equivalen a tener allí 500 euros!!!!

Para comprar tu foto solidaria, sólo tienes que entrar en la web que hemos creado para ello:

http://www.fotosporhaiti.es/

Toda ayuda es necesaria, y desde 10 euros, hasta lo que queramos, podemos hacer una gran labor social, además de conseguir una obra de arte de artistas reconocidos.

sábado, 9 de enero de 2010

Malos días

No creo que haya un buen día para empezar a desprendernos de ciertas cosas. Nunca es un buen día, pero cuando tenemos que hacerlo, se convierte en un mal día.

Cuando alguien se va guardamos sus cosas como un tesoro. Procuramos que todo continúe en el mismo sitio, como si esa persona fuera a volver, aunque sepamos que nunca lo hará. Su ropa en el armario, sin tocarla demasiado para que no pierda su olor. Sus cosas tal y como estaban. El tiempo en pausa, por si así conseguimos que la esencia no se vaya, pensando que esas cosas materiales nos harán mantener más vivos los recuerdos, aunque no es cierto, los recuerdos vienen con nosotros.

Hasta que un día, la barra del armario se rompe, tu ropa cae y descubres que tienes otro lado en el armario que no utilizas, que nadie utiliza y que está lleno aún. Consideras que aún no es el momento para sacar sus cosas, que aún no tienes fuerzas, que no serás capaz, que no podrás apropiarte de ese espacio sin dolor.

A Vicky hoy se le ha roto la barra del armario y no se siente con fuerzas para sacar tu ropa. Cada vez que se acerca empieza a llorar y no consigue parar. Me pregunta, como si yo tuviera la respuesta, por qué le ha hecho esto la vida. Me lo pregunta sin saber que esa pregunta me la hago yo todas las mañanas y cada vez que lo hago se me llena el corazón de rabia, de impotencia y de dolor, pensando en que no es justo.

No sé qué hacer para consolarla, aunque ella diga que la ayudo, porque sé que no hay consuelo posible y que al final tendrá, tarde o temprano, que desprenderse de tus cosas, sacarlas del armario y de los cajones y hacerlo ella sola.

Creo que ahora está buscando la manera de no hacerlo. Conociéndola seguro que antes compra otro armario y lo coloca donde sea.

Siempre he pensado que todas las cosas ocurren por algo, pero a esto no le encuentro el motivo. No entiendo por qué tenemos que echarte de menos, no entiendo por qué tenemos que vivir sin ti. No entiendo nada, quizá porque no haya nada que entender. No sé, si hay respuesta sólo tú habrías sabido dárnosla.

César, te echamos de menos, nos haces falta amigo.

jueves, 7 de enero de 2010

Complejo de conquistador

Le costó trabajo hacerse a la idea de que aquello no iba a ningún lado. Que como dice la canción, "lo nuestro fue sólo lo mío y no de los dos".

Le costó trabajo ver las cosas claras, pero las vio cuando se decidió a pedir respuestas.

Le costó tener que hacer de tripas corazón y verle un día sí y otro también y tener que tratarle como lo que habían sido hasta que se lanzó al abismo, como un amigo.

Le costó interpretar su papel, pero no lo hizo nada mal.

Le costó la vida no llamarle sólo para ver qué hacía, para escucharle. Lo único que quería era que no se notara demasiado que ella aún sentía algo.

Le costó, pero al final consiguió abrir los ojos y darse cuenta de que era lo mejor, que ya no le interesaba como nada más que un amigo. Que así es como habían sido siempre las cosas y así debían seguir siendo.

Comenzó a ver defectos donde antes ni los intuía. Volvió a llamarle, como había hecho siempre, sólo por saber cómo estaba, sin miedo a que nada se notara porque no había nada que notar.

Y un día apareció por el bar donde él estaba, con tres amigos que él no conocía y saltaron las alertas.En su cabeza despertó el "complejo de conquistador" que todos tenemos aletargado. Ese que nos dice que una tierra conquistada es nuestra, aunque la hayamos abandonado a su suerte, sólo porque nosotros la vimos primero. Seguramente no la queremos para nada, pero ... ay! que nadie se atreva a conquistarla!

Por primera vez en todos aquellos años sintió celos al verla.

Hablaron un rato, como dos amigos que se encuentran por casualidad en un bar.

Al marcharse, dos besos de despedida, pero él no pudo evitarlo y le dio uno más. Ella ni se inmutó ante roce de sus labios. Ya conocía el antídoto y no sintió la mordedura o al menos no le dolió. Se marchó como si nada hubiera ocurrido, con sus tres amigos, tal y como llegó.

Había aprendido la lección y no caería de nuevo. Ya no.