viernes, 7 de noviembre de 2008

La llamada

Anoche hablé con Big. Por teléfono, como siempre. Me mandó un mensaje para ver cómo seguía Dani. Un mensaje de esos que sólo mandan los amigos que te conocen bien y saben que eres insomne. Le llamé y hablamos. De todo un poco, de cómo va la vida, del trabajo, de mi situación ...

Me dijo que necesitaba salir de aquí, que me lo notaba, que ya me hacía falta. Que ya no me reía a carcajadas, que había cambiado y necesitaba volver para ser de nuevo yo.

Puede que tenga razón, aunque no lo creo. Desde que aclaré mi situación hace 7 meses realmente me he relajado. Antes tenía la sensación de llevar una mochila cargada de piedras por una pendiente inclinada, pero después de dejar las cosas claras y decir lo que quería fue como soltar la maleta e iniciar el descenso.

Quizá aún no esté en plena forma y aún no he recuperado el sentido del humor, pero yo no me siento así.

Big me conoce demasiado bien. A él ni puedo ni quiero engañarle. Con sólo descolgar el teléfono sabe cómo estoy. Pero lo de anoche me sorprendió. Yo creo que estoy bien, sin monstruos en la cabeza, sin malos rollos, tranquila. Pero puede que me equivoque y no vea más.

En realidad Big siempre ha tenido ese "don" conmigo. No solemos hablar demasiado a menudo. Quizá cada 2 ó 3 meses, tampoco llevo la cuenta, pero la verdad es que siempre aparece cuanto más lo necesito. Últimamente he estado un poco de bajón (tanto día seguido de lluvia me deprimen demasiado) y justo me llama ahora ... cuando tampoco hace tanto que habíamos hablado, cuando "no tocaba". Pero creo que es algo que siempre nos pasa a los dos. Por algún tipo de conexión que no llego a entender, aparecemos en la vida del otro cuando nos necesita. No lo entiendo ni creo que tenga explicación, pero es como si supieramos que el otro necesita hablar. Lo cierto es que me gustan estas coincidencias extrañas.

Big, no te preocupes, mi sonrisa no se borra fácilmente y mis carcajadas las seguiras oyendo. Estoy bien. Sólo estuve "de viaje" un par de meses, pero no me gustó la tierra gris ... mi sonrisa allí no tenía eco y sabes que eso no me gusta.. He vuelto para quedarme, en mi tierra de la alegría permanente.

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