sábado, 22 de mayo de 2010

Pista de frenado

Todos necesitamos una pista de frenado en nuestra vida. Un lugar, una época o una combinación de ambos, en la que no plantearnos absolutamente nada después de bajar una cuesta pronunciada, sin frenos y durante demasiado tiempo.
Las mentes, al igual que los cuerpos, necesitan reposo para continuar el camino. Un lugar en el que frenar, recuperarse, ordenarlo todo, mirar hacia delante pero sin pensar demasiado. Organizar la vida después de la bajada. Recuperar la vida. Mirarla desde fuera, para ver qué ha fallado, reparar heridas o simplemente respirar para recuperar el aliento.

Para mi Madrid se convirtió en esa pista de frenado. En ese lugar en el que reencontrarme con mi vida, con las partes que había perdido de ella, con las partes que quería cambiar. Ese lugar en el que pensar qué quería hacer. Ahora ya no la veo como ese monstruo que me devoró hace años, sino como una gran amiga que me ha sabido acoger y calmarme. Que ha mantenido conversaciones conmigo que me han hecho llegar a ciertas conclusiones.

Al principio pensé en quedarme en esta pista de frenado. La sensación de la frenada me vino bien, porque la necesitaba tanto... Me sentía entre algodones, arropada, cuidada ... pero ya no me siento así. No puedo acabar parándome del todo. No quiero acabar parándome del todo .

Creo que han sido ciertos acontecimientos los que me han llevado a pensar que ya es hora de plantearme ciertas cosas. La vida no es tan larga como pensamos y a veces incluso es demasiado corta. Siempre creemos que tendremos tiempo en un futuro, aunque la verdad es que nunca sabemos cual será ese instante en el que el futuro termine ... y puede que no tengamos suficiente tiempo para todas las cosas pospuestas.

Con la calma ha vuelto la percepción de la realidad. Después de observarla, sigo sin comprender mi vida. No me encaja o no encajo yo en ella. Puede que después de este tiempo de bajada sin frenos, la fuerza me haya cambiado a mi. Supongo que en parte es eso. Yo he cambiado y estas ropas ya no me quedan del todo bien. También ha cambiado mi entorno. No sé, siento que hay demasiadas cosas que no encajan. Aunque tampoco sé por dónde empezar, qué cambiar o mejor dicho, cómo cambiarlo.

Podría plantearme una huida a ningún lugar. Pero no, no es lo que necesito. Lo sé. No necesito huir porque no hay nada de lo que deba hacerlo.

Sólo siento que después de esta frenada, el puzle se ha ido completando, pero me faltan muchas más piezas de las que pensaba. He tirado muchas por el camino, lo sé, pero no eran las que formaban el dibujo ... Sé que me falta rellenar el puzle, pero tengo la sensación de no saber cómo hacerlo, de no saber dónde buscar las piezas ... de no saber montarlo.

Por el momento voy frenando y recuperando el ritmo, pero para tomar impulso.

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