miércoles, 9 de junio de 2010

Orgullosa, a medio camino.

Mi madre siempre me dijo que los treinta y tantos fueron su mejor época. Y no voy a llevarle la contraria ... están siendo mi mejor época también. Por supuesto, que lo que vivió mi madre no tiene nada que ver con lo que yo estoy viviendo. Para empezar ella tenía un marido y dos hijas y yo no tengo visos de pareja y de hijos mejor no hablamos ...Pero me gusta esta época y esta época es todo lo que he vivido también antes, que es lo que me ha hecho crecer.

Me he quitado muchos complejos, aunque mantenga otros, pero voy lidiando con ellos y alguno, al final, desaparecerá. Ya no me importa ir con un paraguas por la calle cuando llueve, ni preguntar cuando me pierdo, ni entrar sola en un bar por pensar qué pensarán. Ya no me da vergüenza saludar por miedo a que no me recuerden. Si no lo hacen recuerdo yo por ellos. No me importa lo que piensen de mi los desconocidos y sé que quienes me importan me dicen lo que piensan. No me importa reconocer que no lo sé todo, porque nadie lo sabe todo. Me siguen importando muchas otras cosas, pero tampoco me gusta ser perfecta ...

Me siento bien, aunque a veces tenga días chungos. ¡Es humano tenerlos! y lo mejor es que de esos días chungos aprendes, porque sales, los miras y te das cuenta de lo fuerte que eres cuando hace falta.

Tengo días rebeldes, en los que no estoy a gusto con mi vida y me gustaría cambiarla y mandarlo todo a la mierda ... pero incluso esos días rebeldes son buenos, porque hacen que me sienta viva, sentir que sigo siendo yo, inconformista, pero realista. Y a veces, estos días inconformistas se convierten en motor de nuevos proyectos que mastico en mi cabeza.

Sigo pensando (y estoy en lo cierto) que quien no me conoce cree que soy una cabeza loca, pero cada decisión importante la medito, lo que pasa es que lo que ocurre en mi cabeza sólo lo conozco yo y muchas veces sorprendo con algo que no parece meditado, pero a lo que llevo años dando vueltas.

Llevo vividas seis ciudades, unas con más pasión que otras. Cada una marcó mi vida. En cada una dejé algo. De todas tomé algo aunque fuera la certeza de que no estaban hechas para mi. A algunas vuelvo con la nostalgia del tiempo pasado, pero no pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor. Todas me traen recuerdos. Me evocan amigos, que siguen allí o que ya no están. A todas tengo que agradecerles que me dejaran escudriñarlas. A todas tengo que agradecerles una muesca en el alma.

Cargo a mi espalda incontables mudanzas que me han enseñado que el hogar no se forma de cosas materiales, si no de la esencia de quien lo habita. He aprendido a limpiar en cada una de ellas, tirando lo efímero, dejando atrás lo inútil, sabiendo que lo que no has necesitado en años no lo necesitarás en un futuro. Las cajas cada vez pesan menos, porque en mi mente va lo necesario.

Me empiezan a salir arrugas al rededor de los ojos, pero no me importa, porque las siento como marcas de todas las carcajadas que he sufrido y me gusta tenerlas, me gusta que se note que he vivido.

Mi corazón ha mudado varias veces la piel pero a pesar de ello no tiene callos, sigue sintiendo igual aunque de forma más madura, más consciente. Escuece y duele cuando la piel cae a tiras y se queda el corazón desprotegido, pero creo que eso es mejor que no sentir. Nunca he sabido dar sólo una parte. Forma parte de mi y nunca aprenderé porque no tengo nada que aprender. Soy así, aunque a veces me duela.

He dejado de fumar varias veces y muchas más lo seguiré intentando, hasta que un día lo consiga, quizá para volver a caer y volver a intentarlo.

Creo que he vivido con intensidad lo que me ha tocado vivir. Seguramente podría haber aprovechado más, aunque no me arrepiento de no haberlo hecho, así que estoy convencida de que he aprovechado.

Estoy orgullosa de lo que soy. Me gusta como soy. Me gustan estos años a medio camino entre “ara que tinc vint anys” y “fa vint anys que tinc vint anys”. Me gusta esperar, tal y como soy, el futuro. Un futuro que espero que no me cambie demasiado. Quiero seguir siendo así, seguir sintiendo así y seguir sintiéndome bien por ello.

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